El faro de Marbella se ha renovado por completo y ahora es multiusos. No sólo sirve de guía a los barcos que navegan por las costas malagueñas. También hace las veces de puerta de entrada a la ciudad desde el mar; desde el paseo marítimo. Además es lugar de encuentro cultural, Aula del Mar y sede municipal. Este emblemático espacio que durante años ha estado desaprovechado y en estado de abandono está ahora al servicio de los marbellíes y visitantes. Los 2.266 metros cuadrados que ocupan el propio faro, así como los dos edificios y el resto de la parcela se han recuperado para la ciudad.

Lo que antes era un lugar cerrado, lleno de matojos y matorrales que lo afeaban aún más es un lugar que pretende conectar la senda litoral con el centro mismo de Marbella. En el interior, se ha rehabilitado el edificio principal, que ocupa casi 275 metros cuadrados, para que albergue algunas dependencias municipales. Igualmente se ha remozado el otro inmueble, más pequeño, de algo más de 101 metros, que ya está empleado en un Aula del Mar. Además, se ha acondicionado un espacio al aire libre de cerca de 1.700 metros cuadrados en los que hay jardines, pérgolas para dar sombra, láminas de agua, fuentes para beber y una ornamental. El proyecto ha incluido la separación del propio faro, de 202 metros cuadrados de superficie en planta que ahora tiene un acceso individual desde la calle. Acompañándolo, se han colocado 18 farolas que dan luz y delimitan las zonas de tránsito de la parcela.

Ése es el resultado final de un proyecto que hubo que modificarse conforme avanzaban las obras para cambiar el modelo de la solería que ahora luce en el exterior el recinto. El elegido al comienzo de los trabajos no soportaba el peso de los camiones que, primero, tenían que hacer llegar los árboles y palmeras de gran porte que lucen en el icónico lugar, y que, segundo, habrán de entrar periódicamente para las labores de mantenimiento de las zonas ajardinadas del faro marbellí. El colocado finalmente es más grueso, similar a las terrazas del puerto deportivo. Tiene un grosor de tres centímetros, en lugar de los dos que ocupaba el escogido al comienzo de la actuación, y tiene un acabado abujardado antideslizante.

No ha sido el único cambio ejecutado para mejorar el proyecto inicial. Esas 18 farolas que iluminan los 2.266 metros cuadrados de la parcela son del mismo tipo y modelo de las que hay en el propio paseo marítimo. La idea era, y así se queda de manifiesto, que todo; el faro, el espacio y todo su entorno, presentaran un aspecto más homogéneo, para dar sensación de continuidad, en consonancia con el leitmotiv de la actuación: un faro para conectar el mar y la ciudad, alumbrándo ahora a ambas.
