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lunes, noviembre 24, 2025
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Un Ateneo de partido: el nuevo Ateneo de Marbella nace lastrado por sectarismo e ideología

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El recién creado Ateneo de Marbella ha querido vender su presentación como un gesto de apertura cultural, de pluralidad y de pensamiento crítico. Pero basta con observar quiénes lo arropan, quiénes lo impulsan y quiénes han convertido su nacimiento en un acto social, para entender que estamos ante algo muy distinto: una estructura cultural nacida bajo el amparo directo del PSOE local y su órbita ideológica.

La escenografía del acto lo dijo todo. Lejos de ser un encuentro abierto a la sociedad marbellí, lo que allí se vio fue un desfile de figuras vinculadas al socialismo local: José Bernal, Isabel Pérez, el concejal Parraga, varios exconcejales socialistas y hasta representantes de la difunta Izquierda Unida. No es que hubiera presencia puntual. Es que monopolizaban la sala. Para quien quisiera seguir creyendo en la supuesta “neutralidad cultural” del nuevo Ateneo, aquello fue una demostración difícil de maquillar.

El Ateneo pretende presentarse como un “espacio de encuentro”, pero nace como un órgano ideologizado, diseñado para reconstruir influencia en el ámbito cultural desde unas coordenadas políticas muy concretas. De hecho, la insistencia en que “no tiene nada que ver” con la antigua extensión del Ateneo de Málaga resulta casi cómica, cuando lo que sí tiene que ver —y mucho— es con el ecosistema político que desde hace años intenta recolocar su presencia en Marbella a través de la cultura.

La intervención del presidente, Julio Arias,  afirmó que intentan encender “una pequeña luz en favor de la cultura”, quedó anegada por la evidencia: esa luz se encendió bajo los focos de un partido. Y si algo quedó claro es que la supuesta transversalidad del proyecto no es más que un barniz. La tinta con la que está escrito este Ateneo tiene color político desde el primer párrafo.

Las palabras de Estefanía Martín Palop (histórica política socialista y ex senadora)—que reivindicó un espacio “crítico, abierto y también de feminismo”— reforzaron el tono doctrinario que marcó todo el acto. Lo que debía ser un lanzamiento cultural acabó pareciendo una asamblea encubierta de consignas de la izquierda local, envuelta en un lenguaje pretenciosa mente artístico. Y la intervención de Antonio Morales, por más que intentó elevar el tono, no logró disimular el sesgo evidente del proyecto quien aprovecho la ocasión para mostrar su disconformidad con la sentencia que condena al Fiscal General del Estado.

La realidad es sencilla: un Ateneo que nace rodeado exclusivamente por una misma sensibilidad política no puede pretender pasar por neutral. La pluralidad no se declama, se demuestra. Y este Ateneo, desde su primer minuto de vida, ha demostrado lo contrario: sectarismo en la convocatoria , por cierto realizada por la concejal socialista Sonia Perez de su puño y letra, uniformidad ideológica en la asistencia y adoctrinamiento disfrazado de cultura.

Queda por ver si con el tiempo logrará abrirse a la sociedad marbellí real —la diversa, la plural, la que no cabe en un solo partido— o si se consolidará como lo que hoy parece: un instrumento de reactivación cultural del PSOE en Marbella, envuelto en un discurso de alta cultura para ocultar la intención política de fondo.

Lo único claro a día de hoy es que el nuevo Ateneo de Marbella no nace como un foro neutral, sino como un órgano marcado, dirigido y alineado desde su origen. Y lo que empieza sesgado, difícilmente acabará siendo plural.

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