Pocos han podido hoy contener las lágrimas en la Iglesia de la Encarnación con el pregón de la Semana Santa de Marbella 2019 ofrecido por Manuel Lavigne, hermano de la Hermandad de la Soledad, que de forma maestral y con una gran carga emocional ha repasado las salidas procesionales de cada una de las hermandades y cofradías de la ciudad con las tradiciones más ‘marbelleras’ que las acompañan contadas a modo de relato. Un pregón que ha girado en torno a la figura de María como madre sufridora ante la pérdida de un hijo.
“Este pregón es un homenaje a todas las madres, especialmente a aquellas que tuvieron que soportar como la alteración del ciclo normal de la vida les obligó a despedir a su hijo. Con veneración y respeto, la protagonista de esta historia se llama María”.
Acompañado por la música de un violín y un piano, el pregonero ha desgarrado cada jornada de la Semana Mayor marbellí, ofreciendo al público una proposición, “planteo vivir una Semana Santa tomando conciencia del mensaje de Jesús y recordando el motivo de su sacrificio así como el sufrimiento de su madre, propongo soltar la mochila del mal, la envidia, la avaricia, la ira y la soberbia sed, diligentes y honestos, mirad al otro como a un hermano y amarlo como a vosotros mismos”.
Un relato contado por una madre a sus hijos que comienza con la llegada de un visitante inesperado a la cena de una familia el Sábado de Pasión. Una visita que hace enmudecer a los niños y que llega “vestido simple, con barba, pelo largo y sandalias”, a lo largo de la alocución se refleja claramente que este humilde visitante no es otro sino el propio Jesús de Nazaret, que revive en las calles de Marbella su semana de pasión, muerte y resurrección.
“Mirad atrás, alguien te tocó en la espalda, ¿no veis nada?¡Claro! Queréis ver cuerpos y almas. ¡No! Resurrección no es un cuerpo desenterrado, Resurrección no es reencarnación, ni muertos vivientes, Resurrección no es un recuerdo vivo, ni mucho menos una realidad inventada. Resucitar no es un regreso, es un salto hacia la eternidad, resurrección es la liberación del dolor, de la enfermedad. Resurrección es vivir con la convicción de que la humanidad no es casual, la Resurrección de Cristo es la que le da sentido al sufrimiento terrenal, Resurrección es misericordia y paz. Cuando nos damos la paz, Jesús nos abraza, con pelo largo, barba y sandalias”, concluyó el pregonero.
Tras el pregón, los horquilleros de la Hermandad de la Soledad, de la que Lavigne ha sido Hermano Mayor durante ocho años, han querido otorgarle un reconocimiento.