Hablar del Lunes Santo en Marbella es hablar del Barrio Alto y del Cristo de la Columna y la Virgen Blanca. En una jornada con temperaturas agradables las calles se llenaron de fieles que recibieron con fervor y devoción la salida de los Sagrados Titulares.
Pasados algunos minutos de las 20:30 horas el Santísimo Cristo Atado a la Columna salía de la Ermita del Santo Cristo mientras resonaba el Himno de España entonado por la Agrupación Musical de La Pollinica, que por primera vez participará todos los días de la Semana Santa.
Avanzó por calle Ancha donde, antes de que saliese María Santísima Virgen Blanca, Manuela Laíno, ganadora del Concurso de Saetas Peñas Blanca, cantó una desgarradora saeta, la saetera repetiría minutos después al paso de la Virgen.
Tras la Columna salía María Santísima Virgen Blanca. Uno de los momentos más emotivos de la noche sería la primera levantada del trono, que la hicieron los padres de Raúl, un hermano fallecido el pasado año. Emoción entre los hombres de trono al recordar al que fuese su compañero. La Banda de Música Unión Musical Vera-Cruz de Estepona fue la encargada de acompañar a María Santísima Virgen Blanca.
Las dos imágenes recorrieron las estrechas calles del Barrio Alto marbellí acompañado por un amplio cortejo de casi 500 personas entre nazarenos, con túnicas verdes y capirotes blancos para el Cristo y túnicas blancas con capirotes verdes para la Virgen, y mantillas. Como es tradición se hizo estación de penitencia en Nuestra Señora de la Encarnación.
Fue la noche de la Cofradía del Santo Cristo de la Vera Cruz, Santísimo Cristo Atado a la Columna y María Santísima Virgen Blanca, fundada en 1970, y cuya procesión se caracteriza por discurrir por las calles estrechas y empinadas del casco histórico de la ciudad obviando el paso por grandes avenidas.
Jesús atado a la columna y flagelado por un sayón es obra del imaginero marbellí Juan Carlos García y data de 1998, mientras la imagen de la Virgen, una Dolorosa con cabeza semi inclinada y ojos entreabiertos por las lágrimas, datada en la segunda mitad del siglo XVIII, es atribuida a la escuela antequerana de los hermanos Márquez.
