Penúltima jornada del campeonato de división de honor y último partido de la temporada en el “Bahia´s Park”, del Trocadero Marbella en su debut en la categoría de plata del rugby nacional. Y que mejor, que hacerlo con victoria frente, al hasta esta jornada, tercer clasificado. También, una vez más, la afición respondió con creces, para ver al primer equipo de la Costa del Sol y las gradas del recinto marbellí se vieron a rebosar, superándose ampliamente los 600 asistentes. Antes del pitido inicial, se guardó un respetuoso minuto de silencio, por las víctimas del atentado en Londres, de la semana pasada. Luego, sobre el terreno de juego, se vio un partido duro, muy igualado y jugado de tu a tu, por ambas escuadras. Bien es cierto que ninguno de los dos se jugaban nada, una vez que ambos tenían cumplidos sus objetivos y los madrileños, fuera de poder jugar los play offs de ascenso, por su condición de segundo equipo. No obstante los marbelleros querían dedicar esta última victoria de la temporada en casa, a su afición y a todos sus patrocinadores. De este modo, los locales comenzaron algo dubitativos y pronto se vieron por detrás en el marcador, por 0 a 3, tras un lanzamiento a palos de un golpe de castigo en contra. Aunque los marbellíes intentaban llegar a zona de ensayo, en los últimos instantes y pases, erraban. No obstante encontraron premio, con una transformación muy esquinada, que realizo el joven Lucas Pomposiello y que sirvió para empatar el resultado.
Con 3 a 3 se llegó al descanso. En la segunda mitad, con algunos cambios para refrescar el paquete de delanteros, se vio a un Trocadero Marbella mucho más ambicioso, que seguía pecando de imprecisiones en los últimos instantes o bien, eran defendidos in extremis por los madrileños. De este modo se vieron truncadas, hasta tres ocasiones claras, que se quedaron a escasos dos metros de la zona de ensayo. Solo fue posible franquear la buena defensa madrileña, tras una bonita jugada de contraataque, que culminó Stefano Tucconi y que Lucas Pomposiello, convirtió la posterior transformación.
Con 13 a 3, a escasos cinco minutos del final, los madrileños se crecieron y pusieron sitio a la veintidós local. Hasta que, probablemente el jugador más peligroso de los visitantes, se fajara de varios placajes y se plantara bajo palos, con la consiguiente conversión y poner un inquietante 13 a 10, que hacía peligrar la victoria. Pero, no hubo más para ninguno de los dos equipos, aunque lo intentaron y para alivio de jugadores y aficionados, llegó el pitido final, del colegiado británico David Charlton en intercambio en un proyecto conjunto con la FAR.