El Marbella FC tomó la pasada semana la decisión de cesar a Mehdi Nafti como entrenador del primer equipo blanquillo a falta de diez jornadas para el final de la temporada. El club local basa su decisión en la mala dinámica de resultados del equipo en las últimas jornadas, que lo alejan del liderato y hace peligrar la clasificación para la fase de ascenso. Esta es la versión oficial pero en mi opinión la razón fundamental del cese es la falta de confianza en el técnico franco-tunecino desde la salida del club en diciembre de su principal valedor, el anterior director deportivo Alessandro Gaucci, que apostó fuerte por él a pesar de su inexperiencia en los banquillos. Nafti llegó al club el verano pasado cuando acababa de sacarse el título de entrenador y ello, como es normal, generó dudas en la afición. Pero enseguida, gracias a la buena plantilla que Gaucci puso a sus órdenes, demostró su potencial logrando que el equipo hiciera un arranque de liga espectacular con siete victorias en los primeros siete partidos y un juego muy vistoso.
Ese gran inicio de liga convirtió al equipo local en un claro candidato a disputar el play-off de ascenso. Tras una mala racha de resultados el equipo reafirmó su candidatura permaneciendo imbatido desde diciembre hasta febrero.
La buena marcha del equipo permitió a Nafti seguir en el banquillo a pesar de la incomprensible salida de Gaucci del club.
Pero, al llegar los malos resultados y no contar mucho con los fichajes invernales del nuevo director deportivo, se ha hecho evidente la falta de confianza en él antes señalada. Lo más negativo de su trayectoria como entrenador blanquillo ha sido su problema con las sanciones arbitrales acumulando hasta doce partidos de suspensión, todo un récord, pero hay que entender que era su primera experiencia como entrenador profesional y que ese problema le servirá para seguir aprendiendo y creciendo como técnico.