Aunque con más de media hora de retraso, el tiempo finalmente permitió que los vecinos de las calles estrechas y amplias del Centro Histórico de Marbella vivan intensamente el Lunes Santo, porque hablar de este día es retornar la mente hacia el Barrio Alto, a su lugar de recogimiento en la Ermita del Santo Cristo desde donde cada año el Cristo de la Columna y la Virgen Blanca salen para bendecir a sus devotos. Son ellos los que reviven con fervor la imagen que representa el Titular de la Hermandad del Santo Cristo de la Vera Cruz, Santo Cristo Atado a La Columna y María Santísima Virgen Blanca, un trono barroco de 1905 realizado en Granada, que representa el odio de los que se enfrentan a Jesús y sólo piensan en eliminarlo, y el dolor en aquellos que lo profesan y sufren por él, como si les pasase a ellos mismos. Una representación portada por 42 hombres de trono, precedidos por los 190 nazarenos, vestidos de verde con capirotes blancos y cíngulo blanco, que acompañan su Imagen al paso de los tambores.
Irene Catalán
En la retina de sus devotos queda de nuevo grabado uno de los momentos que se viven con más fervor, la salida de Cristo Atado a La Columna, seguido de su madre, María Santísima Virgen Blanca, una labor que con equilibrio y el buen hacer de los hombres de trono procuraron una salida que hizo vibrar a los muchos que esta tarde noche acudieron hasta la capilla del Santo Cristo para no perderse este momento del Lunes Santo. La Banda de Música San Isidro Labrador de Churriana guiaba el paso de la Virgen y de sus 200 narazarenos, con túnicas blancas, capirotes verdes y cíngulo verde.
Una vez más, durante el recorrido, la destreza del casi centenar de portadores repartidos entre El Cristo y la Virgen hizo que ambos titulares recorrieran la esquina de calle Atarazanas, complicada por la cercanía de las paredes de las casas y los tronos. Pero el Lunes Santo puso de manifiesto un año más que la fe y la devoción están por encima de lo físico para conseguir que estas dos veneradas imágenes hayan podido recorrer su camino sin complicaciones adversas y volver de nuevo a su capilla en el Barrio Alto, donde los marbellíes esperarán un año para volver a pasear por sus calles a sus sagrados titulares, con devoción infinita hacia el Lunes Santo.