El Ayuntamiento de Marbella ha aprovechado su gran proyecto iniciado hace años de unir toda la costa del municipio con un único paseo marítimo o senda litoral para recuperar, ordenar y proteger 123.000 metros cuadrados en la duna Real de Zaragoza, uno de los mayores espaciosnaturales de esas características en la localidad, que goza de una singularidad especial, por sus destacadas características geomorfológicas, con una flora y fauna específicas y un contexto natural de extraordinario valor paisajístico.
Este cordón dunar que está incluido en la Reserva Ecológica Dunas de Marbella, necesitaba corregirse y solucionar los efectos de la erosión, de la degradación costera, de la invasión de especies alóctonas, y también de la presión urbanística que soportaba por los desmanes permitidos en la época del GIL.
Ahora, una pasarela de madera, recorre el paraje a lo largo de algo más de un kilómetro. Tiene dos metros y medio de ancho, aunque en algunas zonas se ensancha. De ella, sale otra pequeña senda de 50 metros de longitud y de igual construcción por la que se puede acceder a la playa. Todo este entarimado está elevado sobre el terreno para que no interfiera en el desarrollo natural de la propia duna, evitando así la degradación que sufría antes. Incluso se han instalado captadores pasivos de arena o captadores de mimbre que sirven precisamente para que la arena, arrastrada por los vientos, se acumule y contribuya al crecimiento del cordón dunar.
Para recuperar el aspecto inicial e intrínseco de la duna Real de Zaragoza se han eliminado igualmente antiguas veredas que se habían formado por el paso de vehículos y también de peatones, por donde no debían. Se han rescatado 1.250 metros cuadrados de espacio natural para devolverle su estado original, algo que pasaba también por quitar todas las especies vegetales que durante años habían invadido la duna hasta ocupar 41.400 metros cuadrados.
La zona cuenta ahora con mobiliario urbano (ocho papeleras, 16 bancos), hay espacios de sombra, un carril bici y todo perfectamente señalizado para lograr una armonía lo más perfecta posible entre el disfrute de la naturaleza y su propia conservación.
