Cada uno de nosotros creemos que la vida tiene que ser perfecta. Buscamos incansablemente la perfección de algo que nos genere calma, paz, equilibrio y sobre todo felicidad y satisfacción.
¿Pero, cuándo es el momento donde todo esto pasa a la vez?
La respuesta te la cuento más adelante (lee hasta el final).
Nacer y empezar a esforzarnos por mantenernos vivos es el primer trauma que precede a todos los que le siguen. Pero la historia no se corta ahí, sino que avanza inevitablemente y no tiene fin.
No existe el momento perfecto porque para empezar NOSOTROS NO SOMOS PERFECTOS, entonces… ¿por qué buscamos tan arduamente la VIDA IDEAL, LA SITUACIÓN PERFECTA?
Muy simple, porque celularmente la sensación de plenitud ya está registrada en nuestro cuerpo. Esto ocurrió cuando estábamos en el vientre de nuestra madre y es por eso que la búsqueda de la estabilidad, el equilibrio y todo lo que esto conlleva se vuelve algo VITAL.
Al igual que esta sensación todas las demás que le siguieron también están celularmente ancladas, y es nuestro deber empezar a colocar todo en su sitio para no seguir pasando «la carga» a las generaciones que vienen.
Pero en definitiva este no es el objetivo de hoy, vamos a empezar por algo más sencillo.
La columna de hoy tiene un solo objetivo, recordarte que esa sensación DE ARMONÍA ABSOLUTA ya existe en ti, solo debes reconectar con ella. Coge un momento en el día y durante un minuto respira y conéctate con el momento presente. Si nunca has hecho esto puede ser algo incómodo, centra toda tu atención en cómo el aire entra y sale visualizando tu entrecejo. La próxima semana te traigo otra herramienta más sobre cómo volver a sentir esa plenitud que ya tienes registrada.
¿Te atreves?
Si estás leyendo te amo.