La periodista Bárbara de Cárcer llenó el Teatro Ciudad de Marbella de luz, color y espectáculo en la lectura del pregón del Carnaval 2019. La pregonera subió al escenario al ritmo de ‘Carnaval, Carnaval’ interpretado por la Agrupación Musical de Marbella, que con un colorido atuendo esperó a Bárbara de Cárcer en el escenario, que comenzó así a avivar la llama del carnaval en el público. Con la escenografía la periodista pondría el “color, la música, la fiesta y la alegría” que caracterizan al Carnaval, tal y como se encargó de recordar en su alocución.
Pero además de espectáculo, Bárbara abrió su baúl, y no ese en el que acumula disfraces y disfraces de muchos años dedicados con esmero a su profesión, sino aquel en el que guarda las anécdotas vividas con un micrófono en la mano en tan alegre celebración.
La periodista defendió el papel de las agrupaciones de la ciudad y como han ayudado a “engrandecer nuestro Carnaval”. Una labor que también quiso agradecer a la Asociación Carnavalesca de Marbella y a la delegación de Fiestas, encabezada por su concejal, Félix Romero, junto con su director general, Enrique Flores, y su asesor, Lisandro Vieytes.
El carnaval de Marbella tiene “su futuro asegurado” con pequeños cada vez más implicados, defendió la pregonera quien tuvo una mención especial para su homóloga en el Carnaval infantil, Marina Navas. También recordó la periodista a los más mayores, “un ejemplo a seguir” y a los que su trabajo le ha permitido conocer el grado de implicación de estos, y su ilusión, algunos incluso siendo la primera vez en su vida que se disfrazan. Tampoco olvidó las celebraciones culinarias típicas del carnaval marbellí como su “chorizada y mejillonada”, sin faltar la alusión a sus dos grandes citas, la gran final del concurso de agrupaciones, con las que Bárbara ha compartido en más de una ocasión los nervios del antes y las alegrías de después de su actuación, y el Desfile del Humor, “cada vez con más participación”.
Tuvo también la pregonera una petición antes de concluir su intervención, “que se recupere el entierro de la sardina”. Un pregón sencillo pero de los que llegan al corazón de los carnavaleros y en el que terminó llamando a ponerse las caretas para que comience el Carnaval al grito de ¡Viva el Carnaval de Marbella!¡Viva Marbella! Y despidiéndose de nuevo con música, esta vez con ‘La vida es un carnaval’, De Cárcer inauguró oficialmente el Carnaval. Eso sí, sin faltar tampoco su foto de rigor con “el palito selfie” que la acompaña a cada celebración.
Con el pregón tomo fuerza la gala, que había arrancado con la actuación de la academia de baile de Maribel Urbano, y que continúo con otro momento emotivo, la entrega del escudo de oro a David Blanco, que lo recibió de manos de su padre, Francisco Blanco. El galardonado es trabajador del teatro y cuenta con una amplia experiencia en el mundo carnavalero, ha participado en 23 agrupaciones, este año con la chirigota sampedreña ‘Los auténticos narcos’ y pudiendo presumir incluso de haber cantado en la primera chirigota infantil de Marbella. Un merecido reconocimiento que arrancó los aplausos de los espectadores.
La noche continúo con la coronación de las mises, ninfas, venus y dios Momo con la que se puso fin a la primera mitad de la gala. Tras el descanso llegó el momento de las actuaciones de Agrupaciones de Carnaval, los primeros fueron el Club de los Titerberg del Coro de Marbella, que afronta su segundo año después de convertirse el pasado año en el primer coro con el que contaba la ciudad.
Aunque el momento álgido de la noche llegó con la actuación de la comparsa ‘El Marqués de Cádiz’ de los hermanos Carapapas, que han ofrecido en Marbella su primera participación desde que se celebrase la final del concurso gaditano, donde han conseguido hacerse con el tercer premio. Revolucionaron el teatro los gaditanos que levantaron al público más de una vez de sus asientos y que concluyeron su actuación entre gritos de campeones.
La gala concluyó con la participación de una agrupación local, la chirigota de Marbella ‘La Comunidad: Amís que más me da’, que arrancó las risas de quienes supieron respetar y esperar a que el grupo de la ciudad concluyese su actuación.