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jueves, noviembre 21, 2024
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El cardiólogo del Hospital Universitario Costa del Sol, Rafael Bravo, distinguido con el premio ‘Mérito Hipocrático’ de la Sociedad Española de Cardiología

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El galardón reconoce una historia única de solidaridad absoluta. Un cardiólogo que ha trabajado incansablemente hasta conseguir satisfacer la última voluntad de un paciente senegalés

El cardiólogo del Hospital Universitario Costa del Sol, Rafael Bravo Marqués, ha sido distinguido por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) con el galardón ‘Mérito Hipocrático’. Este premio reconoce la historia única de solidaridad absoluta de este cardiólogo que ha trabajado incansablemente durante más de 6 meses hasta conseguir satisfacer la última voluntad de un paciente senegalés, Ablaye Mboup. El enfermo quería pasar los últimos días de vida acompañado de su hijo.

Ablaye padecía hipertensión arterial pulmonar, una enfermedad rara y muy grave que, en su caso, había entrado en una fase terminal.

Este premio, que le ha sido concedido por la SEC, tiene como objetivo principal la promoción de los valores humanísticos de la profesión y forman parte del Movimiento Hipocrático, una asociación sin ánimo de lucro creada para promover los ideales hipocráticos entre los profesionales de la salud y que se esfuerza por mantener encendido el espíritu humano y compasivo presente en los jóvenes practicantes de medicina por el resto de su carrera.  En este sentido, esta sociedad, en su interés de promocionar y resaltar los valores humanísticos de la profesión, lleva cuatro años distinguiendo a distintos profesionales sanitarios por sus valores humanos en el trato con el paciente con estos premios Mérito Hipocrático.

El acto de entrega de estas distinciones se ha celebrado en Málaga durante el Congreso de la Salud Cardiovascular SEC23 y, durante este evento, además del cardiólogo malagueño, también han resultado premiados al Mérito Hipocrático, el proyecto SECoopera y los doctores Cristina Ruiz Sánchez, Miguel Such y Andrea Kallemeyer.

La presentación de este premio al cardiólogo malagueño ha venido de la mano del director del área de Cardiología del HUCS, Francisco Ruiz Mateas, quien comentaba en su intervención: “Rafael Bravo es un ejemplo de lucha, de tesón, de práctica clínica intachable y de solidaridad con mayúsculas. Ha movido cielo y tierra, ha contactado con todas las instituciones públicos y privadas, de diferentes ámbitos para conseguir el visado del hijo de Ablaye para que pudiera viajar a nuestro país y, créanme, ha sido una odisea. Al final, consiguió que Ablaye pasara los últimos días de su vida acompañado de su hijo, Cheikh”.

Para Rafael Bravo, “cuando comencé esta andadura todo parecía indicar que conseguir este visado era simplemente un mero trámite administrativo, pero pronto vimos que se convertía en un auténtico muro de hierro infranqueable. Se llamó a todas las puertas de instituciones, empresas públicas y privadas para, apelando a aspectos tan fundamentales como el derecho a una muerte digna y la humanización en la atención sanitaria, conseguir acelerar el proceso de extensión del visado con el que Cheikh podría acompañar a su padre en sus últimos días, –pues quedaba poco tiempo-. Todo parecía en vano”.

No obstante, Rafael Bravo, lejos de rendirse provocó una auténtica movilización social y mediática hasta que, finalmente, consiguió que el hijo de Ablaye obtuviera su visado y, por tanto, pudiera acompañar a su padre y cuidarlo en sus últimos días, cumpliendo así su última voluntad.

Durante el evento de entrega de esa distinción, Rafael Bravo en su intervención quiso agradecer con sus palabras a todas aquellas personas, medios de comunicación,  especialmente, al periodista del Diario Sur, Juan Cano; profesionales del servicio de Cardiología del HUCS, al enfermero Pablo Guardado también del propio hospital -que movilizó a la sociedad recabando más de 60.000 firmas de apoyo-, etc  toda la ayuda recibida durante todo este tiempo en el que parecía que no había solución.

En palabras de Rafael Bravo, “es todo un honor, recibir este premio al mérito hipocrático de la SEC, por haber podido cumplir la última voluntad de nuestro paciente, que era pasar los últimos momentos de su vida junto a uno de sus hijos. Pone de manifiesto la necesidad de una humanización real a la asistencia al paciente”.

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