Emotivo recorrido de la historia de una hermandad a través de los ojos de la pregonera del Nazareno Carmen Urbano, una mujer que vivió en primera persona el germen de la misma y que hoy ha querido compartir a través de sus palabras en el acto que se ha celebrado esta tarde noche en la Iglesia de la Encarnación de Marbella. Junta Directiva, representación institucional, el párroco José Solórzano, entre otras personalidades, se daban cita esta tarde para escuchar las palabras de Urbano que, rodeada de familiares y amigos subía al altar, vestida de mantilla, tras ser presentada por Francisco Moyano, quien también quiso mencionar al presidente de la Agrupación de Cofradías de Marbella, Salvador de la Peña. En su presentación, Moyano destacó la faceta solidaria de la pregonera como voluntaria de Manos Unidas, subrayando que Urbano es una “marbellera de raíz” con un profundo conocimiento de la Hermandad de la que este año ha sido pregonera. No en vano, ella, junto a unas amigas, fueron las precursoras de la salida de las mantillas en la Hermandad allá en 1971, una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días y que es demás una de las señas de identidad de cualquier recorrido procesional. “Así comenzaba nuestra andadura en la Hermandad”, explicaba emocionada Urbano en alusión a su andadura como mantilla, recordando que su vinculación con la Hermandad del Nazareno partía desde que era niña, ayudando al bordado, una unión que se ha mantenido de generación en generación en su familia y a la que también contribuyó su marido, tal y como ella destacaba hoy en su pregón.
Irene Catalán
El recorrido que hoy ha hecho Carmen Urbano no sólo ha sido un camino que ha recorrido la historia de la Hermandad del Nazareno, sino que también ha sido un recuerdo a su propia vida y como ésta siempre ha estado relacionada con la Hermandad. Sus propias palabras lo ponían de manifiesto cuando explicaba que siempre llevará en su corazón y en su mente a la que fuera la primera imagen de la Virgen María Santísima del Mayor Dolor. “Siempre me causó muy buena sensación”, relataba Urbano visiblemente emocionada, en un pregón que encandiló a los asistentes y que incluso desató el emocionado aplauso de quienes atentamente la escuchaban tras el poema que con gran entonación y entrega Urbano relató para poner el punto y final a un pregón lleno de vivencias y emociones relatadas en primera persona por su protagonista.
El acto finalizó con un detalle en forma de obsequio por parte de la Hermandad; su hermano mayor Juan P. Pérez Duarte le hacía entrega de un cuadro conmemorativo en gratitud a su pregón y a su labor. Asimismo, una de sus familiares recibía un ramo de flores como agradecimiento y también como reconocimiento.
