El dirigente del Ejecutivo socialista de Pedro Sánchez vuelve a retrasar los plazos de ejecución de los espigones de Marbella y San Pedro
El subdelegado del Gobierno en Málaga, Francisco Javier Salas, ha insistido en el propósito del Gobierno de Pedro Sánchez de demoler el Paseo Marítimo de Marbella y, por si fuera poco, ha reclamado a la alcaldesa, Ángeles Muñoz, que sea cómplice de esta actuación en lugar de «enredar» para que no se derribe, tal y como plantea la regidora en defensa de los intereses de los vecinos, empresarios turisticos y la imagen de la ciudad. El dirigente socialista ha buscado hacer un ejercicio de malabarismo en sus declaraciones que ha terminado en desastre: un relato lleno de contradicciones, incoherencias y falsas verdades. Además, ha vuelto a retrasar los plazos para la ejecución de los espigones en las playas de Marbella y San Pedro Alcántara, que llevan años paralizados sin que el PSOE resuelva sus informes medioambientales.
Salas ha asegurado que quería «aclarar el tema» del Paseo Marítimo. Nada más lejos de la realidad. Tras acusar a la alcaldesa de «enredar y engañar» sobre este asunto, ha recordado que existe una sentencia de hace 25 años en la que se solicitaba la restitución de la legalidad con la destrucción del paseo y que la regidora «no ha movido un dedo» para hacerlo. Ha olvidado, sin embargo, que en ese periodo de tiempo han estado al frente de la Alcaldía de Marbella el grupo GIL, el tripartito formado por ex concejales del GIL y los tránsfugas del PSOE y del Partido Andalucista, la comisión gestora, el PP y el cuatripartito compuesto por el PSOE, Izquierda Unida, OSP y Podemos y con Pepe Bernal como alcalde. Tampoco ha recordado que el Paseo Marítimo estaría acorde al Plan General de Ordenación Urbanística de 1986, vigente en la actualidad, o que el Gobierno de la Nación ha legalizado otros paseos con características similares en diversas localidades de España en base al interés general, tal y como defienden Ángeles Muñoz y el Ejecutivo local, empresarios y colectivos de la ciudad.
El dirigente socialista ha tirado de demagogia al señalar que el anteproyecto del Ministerio para la Transición Ecológica es «lo menos lesivo posible» pero «sí que hay que hacer una serie de pequeños cambios». No ha precisado que esos «pequeños cambios» de los que habla contemplan la demolición de 15.000 metros cuadrados de superficie. No solo del Paseo Marítimo, sino también de chiringuitos, hoteles y zonas residenciales. Unos pequeños cambios sin importancia…
Pero la práctica de funambulismo dialéctico ha ido incluso a más. Salas ha pedido a la alcaldesa «que se implique» en la actuación programada por el Gobierno de Pedro Sánchez, a pesar de saber que el Ejecutivo municipal está en contra del derribo del Paseo Marítimo y ha presentado alegaciones al anteproyecto en este sentido (que no han sido resueltas después de 20 meses); ha dicho que debe existir «consenso» entre las Administraciones, aunque el Gobierno central del PSOE es el único que quiere demoler el paseo y está dando todos los pasos por su cuenta; y ha hablado de que la iniciativa «tardará muchos años», cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez ya ha iniciado el proceso para hacerse con los terrenos y ha enviado a empresas, autónomos y comunidades de vecinos cartas otorgándoles un plazo de 20 días para entregar documentación sobre la titularidad de las áreas donde el Ministerio quiere retranquear el Paseo.
En cuanto a los proyectos de estabilización de las playas de Marbella y San Pedro, el subdelegado ha aseverado que se licitarán «en breve», para añadir que «esperemos, si no hay ningún problema que se liciten este año». En mayo del pasado año, Salas anunció que la construcción de los espigones se licitaría en el segundo semestre de 2022 o principios de 2023. A pesar del retraso, no ha dado fechas para que se conozca la resolución de los informes de impacto ambiental, cuyos plazos de tramitación están batiendo récords dado que el Gobierno del PSOE lleva años sin acabar dos informes.