La diputada socialista por Málaga y concejal en el Ayuntamiento de Marbella, Isabel Pérez, vuelve a situarse en el centro de la polémica por su inacción política ante los crecientes casos de corrupción que afectan a su partido.
A pesar de ser miembro adscrita de la Comisión Mixta para las Relaciones con el Tribunal de Cuentas, órgano encargado de velar por la correcta fiscalización del gasto público y de la gestión de los fondos públicos por parte del Gobierno y las administraciones, Pérez no ha promovido ninguna iniciativa ni ha solicitado comparecencias o explicaciones para aclarar las numerosas irregularidades que hoy salpican al PSOE.
La gravedad de los escándalos, que incluyen tramas millonarias por contratos públicos, comisiones ilegales y uso indebido de fondos en distintas comunidades autónomas y organismos estatales, hacen que la función de esta Comisión sea más relevante que nunca. Sin embargo, Isabel Pérez guarda un silencio cómplice y no ha ejercido en ningún momento su papel de control y exigencia de transparencia, ni en el Congreso de los Diputados ni desde el Ayuntamiento de Marbella.

Su silencio es aún más llamativo tras su respaldo público esta misma semana al presidente Pedro Sánchez, al que aplaudió con entusiasmo en el hemiciclo mientras el presidente evitaba cualquier autocrítica ante los escándalos que rodean a su partido.
Vecinos de Marbella y ciudadanos de la provincia de Málaga se preguntan a qué intereses responde hoy Isabel Pérez: si a los de sus representados o a los de un Gobierno acorralado por la corrupción. Lo que sí queda claro es que, en la Comisión que debería liderar la transparencia y la vigilancia del uso de los fondos públicos, la diputada socialista sigue sin dar un paso al frente.