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viernes, diciembre 26, 2025
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Isabel Pérez guarda silencio mientras se agrava el escándalo de acoso a mujeres dentro del PSOE

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Marbella 26 de diciembre de 2025. El PSOE atraviesa una de las crisis internas más delicadas de los últimos años tras la aparición encadenada de denuncias y testimonios por presunto acoso sexual, abusos de poder y conductas impropias atribuidas a dirigentes del partido en distintos puntos de España. Episodios que han abierto procedimientos orgánicos y diligencias judiciales, situando a la organización bajo una presión creciente en el terreno político, mediático y social.

En las últimas semanas han cobrado especial repercusión los casos de Paco Salazar, señalado por varias mujeres por expresiones y comportamientos calificados como “vomitivos”; Antonio Navarro, dirigente del PSOE en Torremolinos denunciado por una militante por presunto acoso sexual, con apertura de diligencias por Fiscalía; y José Tomé, presidente de la Diputación de Lugo, acusado en el canal interno del partido por presiones y conductas inapropiadas, hechos que él ha negado públicamente.

La concatenación de episodios ha ido alimentando un debate cada vez más extendido: si el PSOE dispone de mecanismos internos eficaces para proteger a las víctimas o si, por el contrario, persiste una cultura de silencio y protección orgánica hacia cargos señalados dentro de la propia estructura.

El silencio en Marbella, motivo de críticas

En Marbella, la controversia ha adquirido dimensión local por el silencio absoluto y prolongado de la diputada nacional por Málaga y concejala socialista, Isabel Pérez, que no se ha pronunciado de forma pública sobre unos hechos que afectan directamente a mujeres militantes de su partido.

Según se le reprocha desde el ámbito político y social, la diputada:

  • No ha pedido ceses ni responsabilidades políticas.
  • No ha exigido explicaciones a la dirección nacional.
  • No ha mostrado apoyo explícito a las mujeres afectadas.
  • No ha promovido iniciativas parlamentarias o institucionales para reforzar protocolos o salvaguardar a las víctimas desde su responsabilidad pública.

Este mutismo contrasta, señalan las mismas fuentes, con el discurso feminista que el PSOE proyecta de forma recurrente en campañas, debates y estrategias electorales, un relato que se debilita cuando los casos de presunta agresión emergen desde dentro de sus propias filas.

Ausencia de liderazgo, según sus críticos

En el entorno político se manejan varias hipótesis para explicar el silencio de Isabel Pérez —disciplina orgánica, temor a perder peso interno o evitar confrontar a la dirección nacional— pero el diagnóstico de sus críticos coincide: no hay liderazgo visible, ni valentía política, ni acompañamiento institucional a las mujeres que afirman representar.

La consecuencia, subrayan, tampoco es neutra: “cuando una representante pública calla ante el acoso a mujeres, ese silencio protege al agresor y abandona a la víctima”.

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