Tras terminar la temporada de verano, la Asociación de Comerciantes y Profesionales del Casco Antiguo de Marbella presenta los resultados de la encuesta que realiza cada año entre sus asociados y de la cual extraemos las siguientes conclusiones:
El resultado que arroja la encuesta, concluye nuevamente con diferencias sustanciales entre el comercio y la hostelería.
En el sector comercio, cabe destacar que un 50% de establecimientos consideran que las ventas han sido peores que el año pasado, mientras que hay otro 50% de los encuestados que consideran que las ventas en sus comercios han sido iguales al verano pasado y, por tanto, las consideran buenas. En este último caso se encuentran los que ofrecen productos exclusivos, difíciles de encontrar en una gran superficie comercial. Comparado con el año pasado, del sondeo se desprende que el verano ha sido peor o igual y no se advierten signos de mejoría.
Por su parte, el sector hostelero no solo se mantiene, sino que mejora los resultados con respecto al año anterior. La gran mayoría de los encuestados (80%) considera bueno o muy bueno los datos de facturación de este pasado verano. Solo un 20% considera que este verano ha ido peor.
Esto indica que Marbella sigue teniendo capacidad de convocatoria, a pesar de la notable caída del turismo inglés provocado por el Brexit (un 3,8% en toda España, según la prensa) y la oferta de precios muy competitivos de otros destinos del Mediterraneo que ya se van recuperando de los problemas derivados de la inestabilidad en Oriente Medio y Norte de Africa.
Extraña la disparidad entre los resultados económicos según el mes. Si para los comercios julio ha sido el mejor mes del verano, para los hosteleros lo ha sido agosto.
A la pregunta de cuáles creen que han sido las causas de esta bajada de ventas en el comercio, hay opiniones para todos los gustos, la mayoria apunta a la bajada en el nivel económico del turismo, que llega en vuelos baratos y se aloja en viviendas turisticas que reserva por internet. Es un turismo en general que gasta poco, que compra en el supermercado, pero no en el comercio local. También se apunta la buena climatología en el norte y en Europa, las medusas, el cambio de perfil del turista o, incluso, la excesiva ocupación de sillas y mesas que, en ocasiones, dificulta el tránsito peatonal. Lo cierto es que hay un sentir generalizado que opina que el turismo de sol y playa, con ser recursos inagotables, no son suficientes.
Marbella en el exterior proyecta una imagen de un pasado mítico, ya inalcanzable, que se obstina en mantener. Se apunta cierta falta de contenido del que adolece la ciudad que debería hacernos reflexionar sobre qué modelo de ciudad queremos seguir proyectando, no en un futuro lejano sino ahora. Marbella parece agotarse como ciudad que basa su economía solo en el turismo cuando se podría proyectar una urbe con propuestas efectivas que se dirigieran ademas hacía la cultura, al sector negocios, a la tecnología o a la educación. Sectores que podrían desestacionalizar el turismo puramente vacacional y atrer al visitante de mayor capacidad de gasto que viaja por otras motivaciones.
En cualquier caso, los resultados no son totalmente desalentadores aunque sí reveladores. Marbella mantiene su tirón como imagen de marca, pero carece de capacidad de iniciativa, incapaz de concebir una ciudad distinta. El ciudadano de a pie, el que reside en Marbella todo el año, reclama cambios profundos, desde los cimientos. Ya no le vale con hacer obras puntuales, decorar con flores o iluminar en exceso fachadas históricas.