La penitencia llega a su cima en la noche del Viernes Santo. El negro se hace luto para transmitir a sus devotos la pena más incontenible que la Virgen de La Soledad profesa en su rostro. La Sagrada Titular más antigua de Marbella recorre la ciudad en el más absoluto de los silenciones, en el recorrido procesional de la Hermandad del Santo Sepulcro o Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Soledad. Sólo interrumpía este respetuoso silencio el paso de las armas de los legionarios, quienes entonaban durante su recorrido, de viva voz, la tradicional melodía de ‘El novio de la muerte’. La cabra abría, una vez más, la comitiva de estos caballeros militares, mientras exhibían sus armas en el aire, al paso de los aplausos de los que esta noche se han echado a la calle para acompañar a los sagrados titulares del Viernes Santo y ver un año más a los legionarios.
El Yacente iniciaba su recorrido desde su Casa Hermandad, hacia el encuentro con su Madre, al son de la Banda de Cornetas y Tambores del tercio de la Legión.
El Cristo y la Virgen, engalanada en riguroso negro y acompañada por sus 300 nazarenos, se encontraban frente a frente en la Plaza de la Iglesia para iniciar el recorrido del Viernes Santo, en uno de los momentos más emotivos del inicio de este Viernes de Pasión, en el que las horquillas de los hombres de trono de La Soledad marcaban el paso del dolor de una madre. Sus golpes eran el único ruido que se podía escuchar en el más absoluto silencio y luto que se vivió esta noche en el Viernes Santo de Marbella.