El Marbella FC ha comenzado la nueva temporada con importantes e históricas novedades tanto a nivel institucional como a nivel deportivo. La más trascendental de todas ellas se produjo el pasado 16 de agosto con la firma de las escrituras necesarias para la transformación del club en Sociedad Anónima Deportiva, un paso más en la modernización y profesionalización de la entidad local. También se busca con esta conversión la estabilidad jurídica y financiera del club, que siempre ha estado pendiente del apoyo de los distintos inversores que lo han respaldado desde su fundación, la mayoría de los cuales prestaban una ayuda interesada y dejaban al club en la estacada en cuanto podían. De hecho, la entidad blanquilla ha estado varias veces al borde de la desaparición por culpa de la retirada del apoyo de muchos de esos inversores. Esa situación de inestabilidad se evitará en el futuro gracias a esta conversión y a la seriedad de los actuales inversores, que han decidido dotar al club de una estructura jurídica y societaria antes de que el equipo suba a segunda división, categoría en la que es obligatoria la conversión, y así tener el trabajo hecho cuando el soñado ascenso se produzca. Mientras tanto el club espera seguir creciendo poco a poco gracias a la estabilidad que ahora tendrá y que permitirá al equipo consolidarse en la categoría de bronce.
A nivel deportivo, aún es muy pronto para sacar conclusiones pero creo que se ha configurado una plantilla a priori de mucha calidad con varios jugadores jóvenes de gran proyección y con nombres contrastados como los de los excadistas Ranko Despotovic y Kike Márquez. También han llegado futbolistas procedentes de ligas extranjeras que están dando muy buenas sensaciones como el nigeriano Okoye y el argentino Delmonte. Ahora hace falta paciencia y también mucha tranquilidad para que el equipo se conjunte y pueda aspirar a grandes metas.