El Marbella FC logró, con su victoria en El Ejido, superar los 45 puntos que normalmente sirven para asegurar la permanencia en la categoría, un objetivo mínimo que se consiguió con muchos apuros en las dos temporadas anteriores pese a que el equipo contaba con plantillas más que suficientes para no sufrir. En la presente temporada, gracias al respaldo económico del socio italiano Rafaelle Pandalone, los objetivos del equipo local son mucho más ambiciosos ya que el club pretende el ascenso a la división de plata a corto plazo y si puede ser este año mejor. Para lograr este soñado objetivo cuenta con una plantilla de calidad que está demostrando que puede pelear por alcanzarlo. La reciente conversión de la entidad blanquilla en sociedad anónima deportiva además hace muy necesario el deseado ascenso para que los dirigentes rentabilicen su inversión y para que el equipo pueda seguir contando con jugadores de calidad contrastada como Kike Márquez, al que se le queda pequeña la división de bronce.
Esta categoría es muy poco rentable en términos económicos y así lo estamos viendo con la difícil situación de equipos tan históricos como el Real Jaén y el Recreativo de Huelva en el mismo grupo cuarto, que se encuentran al borde de la desaparición.
Si se logra el ascenso, el club llegará a la división de plata mucho mejor preparado que el antiguo Atlético de Marbella, una entidad que nunca tuvo una gestión seria y profesional como la que tiene el actual primer club de la ciudad.
Los buenos resultados deportivos, como siempre ocurre en el fútbol local, serán determinantes para que la afición y el municipio en general den su apoyo incondicional al club pero la seriedad de sus dirigentes es fundamental para que también confíen en los malos momentos. Ahora toca que el equipo siga en la buena línea que lleva para asegurar una plaza en el play-off de ascenso, un objetivo cada vez más cercano.