La diputada nacional del PSOE por Málaga y concejal en el Ayuntamiento de Marbella, Isabel Pérez, continúa guardando un silencio absoluto ante la cascada de escándalos y causas judiciales que afectan hoy al Partido Socialista y al entorno más próximo al presidente Pedro Sánchez. Su mutismo contrasta con la gravedad de los casos y con la exigencia de transparencia que la ciudadanía reclama, especialmente en un municipio como Marbella, que conoce muy bien el impacto de la corrupción y la importancia de combatirla con claridad.
Los vecinos se preguntan qué motivos llevan a una representante pública con doble responsabilidad —en Madrid y en el Ayuntamiento— a evitar cualquier posicionamiento sobre asuntos que ya ocupan portadas nacionales: el Caso Koldo, la investigación contra Begoña Gómez, el procesamiento del hermano de Pedro Sánchez, y la crisis provocada tras la condena del fiscal general del Estado. Todos ellos salpican directa o indirectamente al PSOE, pero Isabel Pérez no ha emitido ni un solo comentario, valoración o explicación.
Hipótesis sobre un silencio que ya es demasiado evidente
1. Lealtad interna por encima de la transparencia pública.
Fuentes políticas apuntan a que la dirección socialista habría pedido “prudencia y unidad absoluta” ante los escándalos que afectan al partido, lo que podría explicar por qué Isabel Pérez opta por no incomodar a sus superiores en plena crisis reputacional.
2. Evitar quedar en evidencia en Marbella.
En un municipio donde la exigencia ética es máxima, posicionarse sobre casos que afectan al círculo de Pedro Sánchez podría colocarla en una situación incómoda. Un pronunciamiento crítico dañaría su imagen dentro del partido, pero apoyarlo también generaría un rechazo evidente entre los marbellíes.
3. Falta de argumentos para defender lo indefendible.
Analistas señalan que las explicaciones que está dando la dirección socialista a nivel nacional son insuficientes o contradictorias. En ese contexto, la diputada podría estar evitando intervenir porque no dispone de un relato sólido que ofrecer.
4. Estrategia de desgaste político calculado.
No pronunciarse permite “pasar de puntillas” a la espera de que la atención mediática se desplace hacia otra polémica. Es una táctica habitual cuando los escándalos afectan a las altas esferas del partido y se teme que cualquier declaración pueda agravar el problema.
Los ciudadanos esperan respuestas
El silencio puede ser comprensible durante horas. Quizá durante días. Pero cuando pasan semanas y la diputada por Málaga continúa sin decir absolutamente nada sobre los casos más graves de corrupción que azotan a su partido, el silencio se convierte en un mensaje por sí mismo: o no puede hablar, o no quiere hablar.
Mientras tanto, Marbella sigue esperando.
La pregunta sigue en el aire:
¿Por qué Isabel Pérez no se pronuncia? ¿Qué teme perder… o qué teme desvelar?







