La semana pasada el Marbella FC anunció el cese de Jorge Rodríguez De Cózar como entrenador del equipo juvenil que juega en la Liga Nacional de la categoría. Esta destitución ha sorprendido e impactado a todo el fútbol local y a buena parte de los seguidores del fútbol juvenil ya que el conjunto marbellí se encontraba en puestos de ascenso a la División de Honor, la máxima competición del fútbol juvenil en nuestro país, tras descender de la misma en la pasada temporada. Además, la gran mayoría de los jugadores del equipo estaba muy a gusto con Jorge y su cuerpo técnico, que habían creado un magnífico grupo humano y un ambiente excelente alrededor del mismo. El motivo oficial del cese del entrenador marbellí hay que buscarlo en ciertas discrepancias con la dirección deportiva del club, una situación que ya se produjo en la temporada anterior entre el entonces director deportivo y el cuerpo técnico que dirigía Carlos Guzmán cuando el conjunto juvenil se estaba recuperando de su mal inicio de liga.
Ahora ha ocurrido algo muy parecido a aquella situación ya que el actual director deportivo quería inmiscuirse en las decisiones técnicas de Jorge al frente del equipo juvenil, lo cual es inaceptable para cualquier entrenador que quiera ser justo con sus jugadores.
No pretendo criticar las razones que han llevado a la dirección deportiva a tratar de imponer sus criterios técnicos sobre los del entrenador marbellí pero quiero resaltar que, una vez más, se cumple el famoso dicho de que nadie es profeta en su tierra.
Jorge es un gran conocedor del mundo del fútbol tras su larga trayectoria como secretario técnico y sobre todo es un aficionado blanquillo de corazón. No hay que olvidar que, gracias a su perfecto conocimiento del mercado futbolístico, el primer equipo marbellí pudo disponer de grandes plantillas con muy poco presupuesto y en las que destacaban jugadores de mucha calidad como Apoño, Nano, Santi Moreno y otros cuantos más.