El Marbella FC se ha alejado por fin de los puestos de descenso gracias a la gran fortaleza defensiva que está mostrando especialmente en los partidos jugados en el Antonio Lorenzo Cuevas, que ha vuelto a ser un campo inexpugnable como en las primeras jornadas de la presente temporada y en la segunda vuelta de la anterior. Jugando bien o mal, el equipo local ya no comete errores defensivos de gravedad y ha dejado su portería a cero en los tres últimos partidos como local sumando nueve puntos que le permiten afrontar lo que queda de temporada con mucha tranquilidad.
El nuevo entrenador y los refuerzos del mercado invernal se están haciendo notar ilusionando de nuevo a una afición que sufrió mucho en la primera vuelta viendo perder a su equipo en cuatro ocasiones, muchas de ellas por fallos propios. La llegada de los nuevos gestores del club ha hecho posible este cambio de dinámica y ya no hay miedo a un posible descenso, aunque sin confianzas excesivas para que el equipo no se conforme y pueda aspirar al menos este año a meterse en la lucha por los puestos de Copa del Rey. Ya sé que el principal objetivo es la permanencia, que a este ritmo está cada vez más cerca, pero la relajación ha dado algunos sustos en anteriores temporadas haciendo necesario que el equipo sea competitivo hasta el final.
En definitiva, el equipo local ha vuelto ha enganchar a sus aficionados y ello se aprecia cada dos semanas en las gradas del estadio, que vuelve a vibrar gracias al aumento progresivo del número de espectadores dentro de la habitual escasa asistencia. Una vez más, las victorias y el horario matinal en invierno son el mejor reclamo para atraer a la afición local que sueña ya con un proyecto ambicioso de cara a la próxima temporada.