El Marbella FC recibió en el día de ayer en el Estadio Municipal al Écija Balompié, el equipo revelación del grupo cuarto de la división de bronce en esta primera parte de la temporada. Su condición de recién ascendido y su humilde presupuesto no le han impedido adaptarse rápidamente a la nueva categoría tras varios años en tercera división. El artífice principal del resurgimiento del conjunto astigitano es sin duda su entrenador, Juan Carlos Gómez, un viejo conocido de la afición local que dejó un gran recuerdo en su época como jugador del extinto Atlético de Marbella. Aunque sólo estuvo una temporada, cedido por el Atlético de Madrid, su calidad y sus goles fueron imprescindibles para la permanencia en segunda división del histórico club local a mediados de los años noventa. Juan Carlos fue el máximo goleador del equipo aquella temporada con once goles siendo además el autor de los dos tantos que certificaron la salvación en el Estadio de Vallecas. Al principio le costó ganarse la titularidad por la fuerte competencia de delanteros como Lukic y Bursac, que contaban además con el apoyo incondicional del presidente Bob Petrovic. La salida del primero en el mercado invernal permitió que Juan Carlos se hiciese un hueco en el once titular siendo un jugador importante para los siete entrenadores que tuvo el equipo a lo largo de la temporada, aunque fue Ramón Blanco el que más apostó por él.
La convulsa temporada que vivió aquí le sirvió de experiencia ayudándole a madurar como futbolista y de ella conserva un grato recuerdo. Al final volvió al club colchonero deslumbrando en la pretemporada pero una grave lesión cortó su proyección. Pese a todo, participó con dos goles en la conquista del histórico doblete de los rojiblancos en 1996 y debutó al año siguiente en la Champions League bajo las órdenes de Radomir Antic. Para terminar, hay que recalcar que Juan Carlos se ganó con todo merecimiento el respeto y la admiración de la afición local, que se alegra justamente de su buen hacer como entrenador.