“Hemos realizado una primera fase de una herramienta epidemiológica muy útil que nos hubiese gustado que el Gobierno se hubiese adelantado”, señaló el asesor municipal de Sanidad, Lisandro Vieytes, en una comparecencia pública en la que explicó el proceso para la segunda fase de test de COVID-19 que va a realizar el Ayuntamiento de Marbella, tal y como ya anunció la alcaldesa de la ciudad, Ángeles Muñoz.
No en vano, en esa primera fase, que concluye esta semana, el Consistorio ha realizado 4.000 test, y en la segunda, que comenzará el próximo lunes y que se prolongará durante todo el mes de mayo, se harán otros tantos, sumando así un total de 8.000 pruebas sin que consten, hasta el momento, que el Gobierno central haya actuado en este sentido en el municipio.
La importancia de la realización de test masivos es una de las herramientas que las autoridades sanitarias mundiales recomiendan ante el comienzo de la desescalada y como fórmula útil para conseguir frenar la pandemia. Así, han destacado, desde este organismo internacional, la importancia de realizarlos a todos los posibles casos con el objetivo de detectar positivos y aislarlos.
Así, el Ayuntamiento de Marbella ha acometido una primera fase en la que se han tomado muestras en los centros de personas mayores, a usuarios y personal, así como a la residencia de Aspandem, además de al personal municipal, voluntarios, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, conductores de autobuses, taxistas y trabajadores de ayuda a domicilio.
Unos colectivos alto riesgo a los que se sumarán el lunes los farmacéuticos de la ciudad, primer grupo al que se realizará los test en esta segunda fase, y al que seguirán los trabajadores de funerarias, clínicas veterinarias, ópticas y comercios minoristas de aquellos servicios que han trabajado de forma esencial y permanente durante el estado de alarma.
La alcaldesa hizo también un llamamiento para que las grandes cadenas de supermercados y entidades bancarias, con mayores recursos, realicen estas pruebas a sus empleados.
