Franky pide limonada, la va a necesitar. Y es que basta con preguntarle por sus comienzos para que el actor se explaye en el amplio mundo de la cinematografía. “¿Sabes qué es lo peor de este trabajo?”, me pregunta, “Que cuando te falta no solo es cuestión de ingresos, sino que también te están privando de lo que amas hacer…”. A partir de ese momento me doy cuenta, no cabe duda, estoy ante un apasionado de su oficio.
Nacido en Madrid, el intérprete se crio en Marbella donde, según nos cuenta, vive la gente que más quiere: “he pasado años muy felices en esta ciudad, tengo un arraigo muy importante, la gran mayoría de mis mejores amigos y la familia que más quiero vive aquí. Cuando tengo oportunidad y llega un nuevo guion, la primera lectura la hago en la playa del elefante, cerca de donde he vivido siempre. Esto es un paraíso”, relata el actor.
Su historia es como la de las verdaderas estrellas. Aunque en un primer momento todo apuntaba a que Franky iba a dedicarse profesionalmente al fútbol, una lesión le aparta de los terrenos de juego y así, un día mientras entrenaba en el gimnasio con sus amigos, lo descubren. Una señora, representante de importantes actores del momento y atraída por su carisma, le ofrece trabajar para la interpretación. Tiempo después y viendo que su lesión no mejoraba, Franky recuerda este ofrecimiento y levanta el teléfono, así comienza un nuevo mundo para él: “me cambió la vida”, confiesa.
Actualmente, Franky Martín triunfa en televisión con la serie de Telecinco líder de audiencias ‘Entrevías’, con el papel del narcotraficante Sandro, asesinado hace ya algunos capítulos. Además, Martín también interpreta al hermano de la protagonista en ‘Alba’, emitida por Antena 3.
¿Cómo fueron tus comienzos? Tras mi lesión en el fútbol me fui a Madrid a probar suerte en el mundo de la interpretación. Después de pasar por decenas de castings publicitarios sin éxito, por fin encontré mi oportunidad gracias a Luis San Narciso. Quedé finalista en el casting de la serie ‘El Grupo’ y, aunque no me cogieron, a partir de ahí me empezaron a llamar para papeles más pequeños en ‘Compañeros’, ‘Periodistas’, etc. Nunca había tenido relación con el mundo de la interpretación, pero tiempo después me he dado cuenta de que era cinéfilo, aunque fuera de forma inconsciente. Mi padre llegaba tarde de trabajar por las noches y mientras mi madre lo esperaba, yo la acompañaba viendo cine antiguo en blanco y negro, también me ha atraído siempre mucho el teatro, sin saberlo estaba conectado.
¿Crees que hace falta formarse en esta profesión o es algo innato? Sin duda hace falta una preparación. El casting de ‘El Grupo’ me hizo sentir que yo servía para esto pero que también necesitaba estudiar. Probé en algunas escuelas de teatro de Madrid pero no terminaba de encajar, la vida me cambió cuando conocí al profesor americano Adán Black y descubrí el amor por el teatro.
Háblanos de un papel que te haya marcado. Sin duda mi interpretación de ‘El prenda’ en la obra de teatro ‘Jauría’, basada en el juicio de la Manada. El guion es un trabajo de Casanovas y es todo el sumario, el real. Fue muy duro. Resulta curioso que cuando me bajaba del escenario y hacía mi vida, notaba por parte de la gente animadversión para conmigo. Esto me hacía preguntarme ¿tan mal lo he hecho? Con el tiempo descubrí que el espectador se había creído tanto mi papel que me prejuzgaba antes de conocerme. Creo que la conclusión es que estaba haciendo bien mi trabajo. Este es el papel más especial que he hecho, yo estaba enfadado con la vida y el teatro me cambió, ser el “malote” no sirve para nada. Luego llegó la pandemia y puso fin a la obra, esto me dolió.
Hablando de pandemia, ¿cómo dirías que está el panorama actual del cine en España? Hay miedo de ir a un espacio cerrado y al final nos están educando a estar en casa con las plataformas, pero no todas las películas se pueden ver desde el sofá, hay cosas que se pierden.
¿Qué se siente al poder vivir varias vidas? Es interesante revelar la verdad desde distintas realidades, es como un juego, pero con el compromiso de un adulto. Cuando uno es actor es a lo que aspira. Encasillarte te limita, es cierto que uno tiene que abrazar su superpoder, pero todos queremos hacer papeles diferentes. Yo he interpretado a personajes totalmente contrapuestos como por ejemplo Pedrito Piscinas en ‘Si yo fuera rico’ o Sandro en ‘Entrevías’.
¿Eres profeta en tu tierra? Tengo una relación de amor con Marbella, aquí me he criado, tengo mucha familia y grandes amigos. He pasado años muy felices aquí, cuando tengo un proyecto nuevo, la primera lectura la hago en la playa. Esto es un paraíso.
Película favorita. Gladiator, me sé los monólogos del protagonista.
¿Cuál es tu personaje soñado? Una mezcla entre Rusell Crowe en ‘Una mente maravillosa’ y James Gandolfini en ‘Los Soprano’. Cualquier personaje que tenga realmente algo de estos dos o un híbrido. Aunque al final de todos te enamoras, un villano superhumano me encantaría.
¿Qué proyectos futuros puedes contarnos? Estoy muy ilusionado con mi nuevo trabajo en la serie Montecristo, es una adaptación de la obra ‘El conde de Montecristo’, traído a la actualidad, una coproducción de México, EEUU y España. Hago de guardaespaldas, lo que sería en la novela el mayordomo, y estoy muy contento porque es un proyecto internacional. Hay que ir encajando trabajos…
¿Te ves haciendo otras cosas como dirigir? Me gustaría escribir guiones y me provoca inquietud dirigir teatro, aunque la parte técnica me abruma.
¿Es tan maravilloso eso de ser actor como parece? Lo mejor de esta profesión es que trabajo y pasión van de la mano, pero cuando acabas un rodaje te sientes huérfano. Es un caramelo envenenado. Cuando no trabajas sufres mucho, así que yo aprovecho para seguir formándome e ir a talleres. Hay que disfrutar los momentos dulces y asumir que esta profesión es así, cuando llueva abre el paraguas y tranquilidad…
