Tras el incendio sufrido la noche del pasado 18 de julio, el chiringuito ‘Aquí Te Quiero Ver’ ha resurgido de sus cenizas como el ave fénix y ha reabierto sus puertas después de un mes cerrado y días de duro trabajo. Hoy hemos tenido la oportunidad de charlar con Daniel Cortés, un empresario de 43 años propietario, junto a sus cinco hermanos, de este emblemático establecimiento marbellí que atesora ya 50 años de historia.
¿Cuándo se fundó ‘Aquí Te Quiero Ver’?
El ‘Aquí Te Quiero Ver’ es un negocio familiar con 50 años de historia. Allá por el año 1977, mi padre, que era camarero, decidió montar por su cuenta su propio restaurante, y lo que comenzó como un simple puesto en el que los barriles se usaban de mesa y las cajas de Coca Cola como sillas, con mi padre a manos de los espetos y mi madre guisando tortilla de patatas, se ha convertido con el paso de los años en lo que veis hoy. Nuestro chiringuito es un establecimiento que ha ido creciendo y adaptándose a las tendencias del mercado.
¿Cómo te iniciaste en el mundo de la hostelería?
Digamos que lo hemos vivido desde pequeños, hemos crecido comprando pescado. Recuerdo cuando de niño acompañaba a mi padre al mercado y él mismo probaba y seleccionaba la mercancía.
Con el tiempo, los hijos hemos ido asumiendo cada vez más responsabilidades empezando por mi hermano mayor Antonio y seguido del resto: Encarni, Mari, Yoli, Sergio y yo, que estamos cada día trabajando en el chiringuito.
¿Cuál es vuestra filosofía de negocio?
Mi padre nos ha inculcado el amor por el producto local y el pescado del litoral andaluz. ‘Aquí Te Quiero Ver’ sigue una filosofía de kilómetro 0 en todos sus productos, no solo en el caso de los pescados y mariscos, sino también en sus hortalizas, quesos, carnes etc. Apostamos por la calidad y nos gusta ofrecer lo mejor.
¿Qué ocurrió aquel día del incendio? ¿Hasta qué punto se vio afectado el local?
La madrugada del 18 al 19 julio fuimos avisados por las autoridades de que el chiringuito había sufrido un incendio, y aunque en un principio parecía no ser muy grave, al llegar al lugar descubrimos que la cocina había quedado totalmente calcinada, los cables, la fontanería, la maquinaria, gran parte de la instalación se vio afectada, al igual que el salón y la barra.
Ha sido un gran drama familiar pues, además de las pérdidas materiales, este accidente nos ha obligado a desprendernos de trabajadores, personal que para nosotros son familia.
¿Cuánto tiempo os ha llevado reabrir?
Hemos permanecido 30 días cerrados, pero tras días de duro trabajo, algunos de ellos empleando hasta 16 horas diarias, hemos logrado reabrirlo al público. Unas de las principales motivaciones para nosotros a la hora de abrir han sido las bodas que teníamos previstas para celebrar próximamente, no queríamos fallarles a esos novios que nos han elegido para su día más importante.
¿Cómo ha sido la nueva acogida?
Me emociono solo de pensarlo. La gente se ha volcado con nosotros y adaptado a la situación. Avisamos el viernes de que abríamos y el sábado ya tuvimos 400 comensales.
Estamos muy agradecidos de que nuestros clientes hayan sabido adaptarse, pues hemos abierto con la carta al 80 por ciento por la capacidad de las cámaras refrigeradoras, que aún no es la que teníamos en su día. Poco a poco iremos retomando la normalidad.
¿Qué esperáis de esta nueva etapa? ¿Qué le pedís al futuro?
Ha sido un golpe muy duro para la familia, pero que al mismo tiempo nos ha servido para aprender. Afrontamos esta nueva etapa con positividad, alegría y cariño. Estamos enfocados en el cliente, en ofrecer lo mejor, en que las personas que vengan a nuestro establecimiento se sientan agradecidos y satisfechos.
¿Qué le dirías a alguien que ha pasado por la misma situación?
Que mantenga la calma y se enfoque en trabajar, que trabaje duro y se quede con lo mucho que le va a enseñar la experiencia.