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sábado, noviembre 23, 2024
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Lola Hurtado: “Todo estaba en el aire, hasta el domingo no se publicó el BOE, no había nada claro y nadie te decía como tenías que hacerlo”

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Con más de 18 años de experiencia en el sector de la peluquería, en mayo de 2013, Lola Hurtado puso en marcha su propio establecimiento como autónoma. Ahora, siete años después, la crisis del coronavirus ha obligado a cambiar la forma de trabajo. Tras casi dos meses cerradas y después de la polémica inicial del estado de alarma sobre la apertura de estos establecimientos, Lola Hurtado ha vuelto a abrir sus puertas entre la incertidumbre y el caos de no conocer de forma certera cuáles eran las medidas a tomar y cómo van a desarrollarse los acontecimientos.

Bárbara Sánchez: Las peluquerías han sido uno de los sectores más afectados desde que se declarase el estado de alarma, ¿cómo fueron esos primeros días?

Lola Hurtado: Fue un caos, te decían una cosa, pero no salía el BOE oficial y luego rectificaron. El sábado que se decretó fue un caos. La gente no entendía que nos tuviésemos que exponer. Decían que éramos de primera necesidad pero nuestros impuestos son de lujo, era todo muy contradictorio. Al final rectificaron, pero al principio fue caos y miedo a exponerte.

B.S.: ¿A tus complicaciones, además de las trabajadoras, se suma que eres autónoma, ¿cómo te has organizado?

L.H.: Con un empleado puedes hacer frente pero yo que tengo más, tuvimos que hacer ERTE, pero hasta que te lo aprueban fue un estado de ansiedad importante y a día de hoy, como autónoma, no he cobrado nada. Con las trabajadoras se salvó la situación, pero fue mucha incertidumbre.

B.S.: ¿En qué notaste esa incertidumbre?

L.H.: Podíamos abrir a partir del 4 de mayo pero sin dejar nada claro, el BOE no salía y necesitaba saber con qué personal, cuánta clientela, qué medidas de seguridad e higiene teníamos que tomar… Todo estaba en el aire, hasta el domingo no se publicó el BOE, en el tema de la higiene tuvimos que buscar asesoramiento externo, no había nada claro y nadie te decía como tenías que hacerlo.

B.S.: ¿Cómo tomaste entonces las decisiones para establecer medidas?

L.H.: Mediante las marcas más potentes de peluquería, las industrias más grandes. Yo trabajo con L’Oréal y ellos nos mandaron un mail con las pautas que ellos creían considerables en relación con lo que decía el Gobierno, pero estaba todo en el aire. Al final se ha conseguido hacer bien pero intuitivamente, no porque dejasen algo claro. Hasta el domingo no supimos nada y teníamos que abrir el lunes, yo el domingo tuve que hacer muchas modificaciones y pedidos.

B.S.: ¿Y cómo habéis afrontado el tema del desabastecimiento?

L.H.: Era ‘tonto el último’, ver que alguien te abastecía de algo y pedir. Al final, las distribuidoras consiguieron mucho material y nos abastecieron, sobre todo, a clientes más fieles, pero es verdad que hay mucha gente que no ha podido abrir porque no tenían material. Había que andarse listo y donde hubiese material rescatar lo máximo posible.

B.S.: Y con las trabajadoras, ¿las rescatas a todas?

L.H.: Si yo quería podía incorporarlas a todas, pero como todavía a día de hoy no tenemos todo el material, todas no se han podido incorporar, por el momento solo he incorporado a una, el resto, en teoría, la semana que viene que ya estaría todo.

B.S.: ¿Y cómo se está trabajando?

L.H.: Todo está más o menos bien, pero no se puede hacer una facturación real ni atender a la clientela como nos gustaría.

B.S.: ¿Serían capaz de cifrar las pérdidas de este cierre obligado?

L.H.: El gasto real no lo he llegado a calcular porque dicen que ‘ojos que no ven, corazón que no siente’. Pero, aproximadamente, aquí hay unos gastos de entre seis y ocho mil euros, ha habido proveedores que nos han podido cortar el pago pero seguros sociales y otros pagos, no. Este mes es cuando nos están dando tregua pero ya hemos empezado a trabajar. Las pérdidas en estos días han podido ser de unos doce mil euros.

B.S.: ¿Crees que es posible recuperarlo?

L.H.: Debe ser posible a lo largo del año pero si todo sigue funcionando así, con el caos de que todo el mundo quiere arreglarse, pero esto va a bajar. Cuando llegue junio y julio, va a haber mucha gente sin trabajo que no van a tener disponibilidad de dinero para gastárselo en los establecimientos.

B.S.: ¿Y cómo ha sido la vuelta al trabajo con la clientela?

L.H.: La gran mayoría no perdió contacto. En las dos últimas semanas todo el mundo llamando, ya nos habíamos hecho una lista de espera con las clientas habituales. El sábado que podíamos hacer deporte me tuve que ir con la agenda porque la gente no paraba de llamar y había que dar el servicio. Ha sido todo un caos y sigue siendo, hay gente que no se adapta a las medidas de seguridad.

B.S.: ¿Y cómo responden a esas medidas?

L.H.: En general muy bien, pero siempre hay alguien que no lo entiende o gente que pasa por la calle y entra para que los atienda. Hay que entender que tiene que ser con cita previa.

B.S.: Para el que venga, ¿cuáles son ahora mismo las normas?

L.H.: A mí los metros de mi establecimiento me permiten la separación, tengo más de un metro y medio entre tocador y tocador, aunque como ahora solo estamos dos trabajadoras dejamos uno de por medio. Hay dos lavacabezas, pero no lo usamos a la vez. El aforo es de dos clientes porque somos dos trabajando, quien venga no puede entrar, se tiene que quedar en la puerta para pedir cita o cualquier pregunta. El cliente tiene que ser puntual y cuando entra tiene que lavarse con alcohol, tienen que venir con mascarillas y guantes aunque tenemos por si se les rompe, y tienen que pasar al asiento sin tocar nada, tenemos los expositores plastificados y todo el protocolo está explicado en carteles. Cada vez que termino un paso con una clienta se desinfecta todo.

B.S.: ¿Es rentable mantener este ritmo?

L.H.: Realmente no, para poder sacarle rentabilidad trabajo horas de más para así poder hacer una caja de una jornada normal de ocho horas.

B.S.: ¿Cuántas citas podéis tener al día?

L.H.: Al día una media de 10-12 citas, antes podíamos llegar a 18-20, para abastecer 15 citas tengo que trabajar 3 horas más. Llego a las 9 y me voy a las 21:00 o 21:30 horas. Después de terminar además hay que limpiarlo todo y desinfectarlo, el protocolo hay que seguirlo y eso te lleva mucho más tiempo.

B.S.: ¿Hasta cuándo esperáis que se mantenga esta situación?

L.H.: Yo espero que un mes o dos meses y que luego nos den un poco de tregua. Que nos ponga un aforo lo entiendo, pero que nos dejen ampliarlo sería coherente.

B.S.: ¿Y si las medidas persistente?

L.H.: Para empezar hay que echar a algún empleado porque los costes hay que bajarlos. Yo hablo con más compañeros y todos coincidimos en lo mismo.

B.S.: ¿Alguna cuestión sobre la que te gustaría llamar la atención?

L.H.: Que la gente tiene que ser paciente y empatizar un poco. No solo aquí, en todos los establecimientos y en la calle, hay que cumplir las medidas de seguridad y la gente no responde. Es complicado.

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