Este martes regresaba a Marbella José Olegario Moreno Del Río, bombero de la ciudad que ha pasado dos semanas en alta mar en el Mediterráneo participando en una iniciativa solidaria denominada como MayDayTerraneo, impulsada por la asociación PROEM-AID de Sevilla, Salvamento Marítimo Humanitario de Guipúzcoa y la ONG alemana Life Line, y cuya finalidad es prestar ayuda a aquellos que parten de Libia buscando tierra italiana en la que poder dejar atrás su país, inmerso en una crisis política cada vez más insostenible. Una colaboración del cuerpo marbellí que continúa ya que el 29 de septiembre era el turno de Alejandro Puya García, que ya se encuentra participando en la segunda misión y que regresará a nuestro país el 17 de octubre. Una segunda misión en la que también participa una enfermera de la ciudad con la que se ha contactado para poder suplir a otra de estas profesionales que ha tenido que abandonar por motivos de salud.
Una ayuda que es un concepto totalmente diferente a otras actividades de ayuda humanitaria en las que ya han participado los bomberos de la ciudad que hace un año participaron en otra acción que atendía a refugiados en Lesbos. Sin embargo, MayDayTerraneo no limita su actividad a la Costa sino que se trata de embarcarse en una nave de mayor tamaño rumbo a alta mar, donde no han sido poco los contingentes a los que han tenido que hacer frente estos voluntarios. Además de dificultades en los rescates, llegando a vivirse una situación de desborde por el número de personas a asistir y el tamaño insuficiente de la embarcación de la que disponían; han tenido que afrontar retrasos en la salida por problemas con la documentación del barco, problemas mecánicos en una de las embarcaciones de rescate además de en la propia nave principal, que estuvo a la espera de aceite durante dos días, además de las inclemencias meteorológicas con tormentas y fuertes tempestades.
La jornada de mayor intensidad fue el 26 de septiembre, en la que tuvieron que prestar ayuda a tres embarcaciones que encontraron en alta mar, dos de ellas de forma simultánea y sin contar con espacio suficiente para poder acogerlos a todos en la nave principal. La actividad comenzó entre las 7:00 y las 8:00 a.m. cuando el radar detectó un punto que se movía de manera lenta y que aparentemente tenía problemas. Tras seguir el procedimiento establecido e informar a Roma, recibieron la autorización para salir en las lanchas rápidas y comprobar de qué se trataba. Al llegar se encontraron con una embarcación de madera a a la deriva en la que viajaban 55 personas, entre ellos mujeres y niños, se procedió al rescate y se transfirieron a la embarcación principal.
Mientras realizaban el traspaso recibieron la llamada de capital italiana informándoles de la existencia de una embarcación de goma –lo que implicaba que ya era de mayor dimensión y por tanto se esperaba un número de personas mayor- que tuvieron que salir a buscar, pero la situación se complicó al encontrarse en la búsqueda con una tercera, que también requería la asistencia de estos voluntarios. De la embarcación principal tuvo que salir una segunda lancha rápida, de menor dimensión que la primera, que se ocupó de esta tercera embarcación mientras se continuba con la búsqueda de la goma, pudiendo comprobar al encontrarla que en ellas viajan unas 180 personas, que el motor parado estaba parado y que incluso estaba pinchada. Se ocupan de poner a salvo a bebés y niños pero no pueden transferirlos a todos por el tamaño de su embarcación, a lo que se suma el hecho de no poder darles chalecos por suponer un mayor volumen que podría traer consecuencias negativas por el mal estado de la goma en la que estaba entrando agua.
Fue en estos momentos cuando hizo su aparición lo que parecía la guardia costera libia aunque guardan ciertas reticencias y se llegan a cuestionar si realmente se trataban de piratas por su forma de proceder ya que estos cambiaron su rumbo cuando fueron avisados de que se estaba grabando. Momentos de tensión en los que llegaron incluso a abordarlos pero en los que no hubo que lamentar ningún problema mayor, pudiendo finalmente procederse al rescate, que concluyó con la embarcación principal repleta y teniendo que mantener a personas en otra embarcación lo más cerca posible para poder controlarla por si había mayores problemas.
Se necesitó la ayuda de Roma para finalmente lograr poner a salvo a estas personas que habían sido rescatadas con el envío de un barco de mantenimiento petrolífero al que fueron petrolíferos, aunque no sin un último incidente al lanzarse uno de los refugiados al agua por temor de que se tratase de una embarcación que lo devolviese a Libia. Finalmente se consiguió restablecer la tranquilidad y que el joven se montase en el barco italiano. Pese a que aun tenían que estar en alta mar dos días más, terminaron la misión de forma tranquila sin tener que realizar ninguna intervención más.
Olegario ha formado parte de la primera de un total de cinco misiones que van a realizar desde el proyecto MayDayTerraneo, que concluyó el pasado 30 de septiembre y en la que se consiguió ayudar a cerca de 300 personas con momentos de gran dureza y peligro. El bombero, no obstante, afirma que pese a los “buenos, malos, desagradables y asustados momentos, me vengo con la sensación de haber podido hacer un poco más”. Posibilidad que no descarta ya que cuando terminen este primer proyecto, en diciembre de este año, tienen pensado recaudar fondos con el fin de ponerlo en marcha de nuevo.
El proyecto MayDayTerraneo parte de una premisa básica, ‘el pueblo siempre salva al pueblo’ y denuncian el creciente desinterés de las autoridades europeas para ofrecer una solución digna y eficaz, por lo que defienden son las organizaciones independientes las únicas que están trabajando para evitar el mayor genocidio del presente siglo.
Desde este proyecto afirman no tener la solución a los conflictos, pero destacan que no pueden permanecer impasibles ante tanto sufrimiento y muerte de personas que no encuentran otra salida que jugarse la vida en el mar huyendo de una muerte segura en sus países de origen.