Madre, deportista y doctora. Hoy entrevistamos a Ana Cerván, esta ‘todoterreno’ se ha proclamado por tercera vez consecutiva ganadora de los 101 kilómetros de la Legión de Ronda, sin duda todo un orgullo para Marbella, su ciudad natal. Cerván nos cuenta con mucha naturalidad cómo nació esta pasión y nos habla de su día a día y sus entrenos. La traumatóloga procura practicar diariamente este deporte con alegría y sin música pues, para ella, correr es sinónimo de libertad y felicidad.
Eres la ganadora de los 101 de Ronda por tercer año consecutivo, supongo que será un sueño hecho realidad…
La verdad es que supera cualquier sueño. El simple hecho de participar en una carrera tan mítica a nivel amateur es un logro, terminarla es importante, ganarla una vez maravilloso, pero hacerlo tres veces ni se sueña…
¿Cómo recibiste el premio la primera vez?
Pues había participado ya en tres ocasiones antes, 2015, 2016 y 2017 y en 2018 me preparé para mejorar mi tiempo, competí con grandes corredoras y me salió una muy buena carrera, para sorpresa de todos, y para mí la primera, subí a pódium. Fue una locura.
¿Cómo nació esta pasión por el deporte y la montaña?
La pasión por el campo la heredé de mi padre, de salir a pasear por los carriles, de disfrutar del aire libre. Con respecto al deporte, desde que tengo recuerdo siempre he practicado alguno, soy la pequeña de cuatro hermanos y a los tres los he visto siempre haciendo deporte, en casa siempre había zapatillas, equipaciones, balones, bicicletas, tablas… Tenemos la enorme suerte de tener tan cerquita Sierra Blanca que es una joya, paraíso para practicar senderismo, pasear, Trail y que, por desgracia, es una gran desconocida.
¿Qué sientes al correr?
Libertad. Corro sin música para no perderme un detalle, siento alegría, me siento afortunada por disfrutar de la naturaleza y de los lugares que descubres corriendo.
Eres doctora, madre, deportista ¿cómo compaginas profesión, vida personal y deporte?
Siempre intentas buscar un hueco, a veces es muy difícil compaginarlo todo, pero con sacrificio, esfuerzo y sobre todo con ganas y alegría todo se puede.
¿Cómo mantienes el grado de motivación?
Intento correr feliz, intento hacer en el entrenamiento más de lo que más disfruto, así rindo más y si ves que rindes y progresas la motivación aumenta.
¿Cuánto tiempo dedicas a entrenar? ¿Cuentas con la ayuda de un entrenador?
Intento correr una hora cada día, cuando puedo a veces muy temprano en la mañana, otras cuando acabo la jornada de trabajo y los fines de semana. Si el trabajo y la familia lo permite le dedico más tiempo, pero es difícil seguir un horario y una rutina fija.
¿Qué pasa por tu cabeza las horas previas al inicio de una competición?
Surgen nervios y dudas, como nos pasaba antes de los exámenes en el colegio… ¿habré estudiado lo suficiente? ¿Me lo sabré bien?…
En los momentos más complicados, ¿cómo te animas a ti misma? ¿Hay más fuerza mental que física?
Siempre busco el apoyo y el cariño del público, recuerdo algún lugar o algún momento especial donde he entrenado preparándome la carrera. Creo que mente y cuerpo aportan un cincuenta por ciento cada uno.
¿En casa, ya empiezas a introducir a tus hijos en este deporte?
En este en concreto no, pero sí han vivido el deporte en el día a día pues forma parte de nuestra vida, y los dos han elegido cada uno sus deportes desde pequeñitos.
¿Qué retos tienes por delante? ¿Piensas volver a repetir esta mítica carrera?
Quiero seguir pasándomelo bien, corretear por las montañas, aun ando con resaca ‘cientounera’ así que por ahora nada en concreto.
¿Tienes pasión por otros deportes?
Sí, la bici de montaña me gusta muchísimo y el buceo.
¿Dónde se pasa más estrés, en tu trabajo o en una carrera?
En el trabajo sin duda, por la responsabilidad que conlleva. La carrera es para el disfrute.
Para acabar, ¿Nos puedes contar algo sobre algunos de tus mejores recuerdos a nivel deportivo, hasta la fecha?
Cuando de repente en un campo perdido por la Serranía te anima alguien que no conoces, o pasas por un pueblo y gritan ¡Vamos Ana!, o los chiquillos corren para chocar tu mano. La familia que sufre y vive contigo la carrera desde fuera y después te espera feliz en meta.
