Este año nos toca vivir la Semana Santa más atípica que se recuerda desde la fundación de nuestra Cofradía en el año 1948. A todo cofrade le ha tocado alguna vez tener que correr de vuelta a su templo debido a la lluvia, o, lo que es aún peor, tener que cancelar el recorrido debido a las inclemencias meteorológicas. Sin embargo, al día siguiente, al ver a nuestra Santa Madre vestida de negro en el Viernes Santo, las lágrimas y el pesar que nos habían invadido a lo largo del Jueves Santo encontraban consuelo en el rostro de la Soledad de Marbella. Nuestro dolor era mucho menor, al poder concluir nuestra semana de pasión con la resurrección de Cristo en los días posteriores. Nunca el tiempo impidió que todas las Cofradías de Pasión de nuestra localidad tuvieran que suspender sus salidas procesionales.
Desde principios de marzo, nuestra Junta de Gobierno estuvo pendiente de las noticias que nos iban llegando, primero desde aquel rincón tan alejado del mundo, para luego, ir acercándose más y más hasta nosotros. Sospechábamos que podría llegar hasta nuestros hogares, y, aun así, continuamos trabajando con la más optimista de las voluntades. Se cerraron los contratos con las bandas de música que acompañarían a nuestros Sagrados Titulares, a las cuales agradecemos su talante en esta situación tan delicada, y con las que contaremos el año que viene de nuevo, Dios mediante.
Terminamos los trabajos, algunos incluso se habían iniciado durante el verano anterior, como la nueva túnica de San Juan Evangelista, elaborada en los talleres de Juan Rosén en Málaga, que llevaría en su interior el nombre de todas aquellas personas que habían colaborado económicamente para su elaboración. Había mucha ilusión y orgullo detrás de todo este trabajo, para que el discípulo amado, San Juan Evangelista, la imagen más antigua procesionada en nuestra ciudad, luciera este Jueves Santo como nunca antes lo había hecho.
Pero llegó el momento de tomar decisiones. De afrontar la situación que se nos venía encima y pensar en el bien de todos nuestros hermanos y hermanas, y por supuesto también, en el de aquellas personas que día tras día visitaban nuestra ciudad y acudían a nuestra Ermita en la Plaza de los Naranjos a rezar al Stmo. Cristo del Amor, María Stma. de la Caridad y San Juan Evangelista. Siguiendo las indicaciones del Obispado de Málaga y nuestro consiliario D. José López, cerramos nuestra Ermita, suspendimos el reparto de las túnicas y el tallaje de los hombres y mujeres de trono, se canceló el besapiés del Stmo. Cristo del Amor, y a la semana siguiente, llegó la noticia que nadie quería que llegase, se cancelaba la Semana Santa y se procedía al aislamiento de la población en sus hogares.
Desde entonces hemos podido seguir rezando, junto a nuestro Consiliario D. José López, a nuestros titulares por todas las personas que trabajan día a día al pie del cañón, por los enfermos y por aquellos que desgraciadamente han tenido que marcharse debido a esta enfermedad, gracias a las emisiones a través de redes sociales de la Santa Misa que hemos ido compartiendo con nuestros hermanos y hermanas.
Este año no habrá procesiones en la calle, pero no debemos dejar que la pesadumbre nos invada, es tiempo de mantener el Amor y la Caridad y recordar las palabras de Jesús, tal y como dijo San Juan en su Evangelio “Esto os mando: Que os améis los unos a los otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros.” La unión, fraternidad y amor que están demostrando las personas en estas fechas, es el ejemplo vivo de Cristo en nuestros corazones. Ahora mismo es necesario que seamos responsables, cumplir con las prioridades, para que pronto podamos volver a disfrutar de nuestra ciudad, de nuestros amigos, de nuestras familias, pronto volverán los abrazos, el trabajo y la rutina, pronto volveremos a compartir públicamente nuestra fe.
Manuel Gómez Gutiérrez.
Hermano Mayor de la Real, Antigua y Excelentísima Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo del Amor, María Santísima de la Caridad y San Juan Evangelista.