La semana pasada arrancamos con un pequeño reto. Si no lo has leído te invito a que busques la columna publicada el anterior jueves y te pongas al tanto, será divertido.
Hablamos en general, que desde primera hora buscamos la plenitud en la vida, sin saber exactamente el por qué y que todo en la vida nos muestra justamente lo contrario, que la vida no es fácil, que todo cuesta y lo más importante que, NO SE PUEDE TENER TODO AL MISMO TIEMPO.
¿Te suena?
La respuesta es que si la buscamos es porque en el fondo sabemos que existe e indiscutiblemente así fue cuando estábamos en el vientre materno, allí no teníamos que preocuparnos por nada y una vez fuera tuvimos que empezar a preocuparnos por todo gradualmente.
El reto que he propuesto es reconectar con esa sensación, con la emoción que registraron mis células mientras mi cuerpo se estaba gestando y que esto me aporte consciencia.
Todos somos lo mismo, todos provenimos de la misma fuente creadora y nos encontramos viviendo una experiencia humana, que nos da la oportunidad de evolucionar constantemente.
Respirar de forma consciente, estar unos minutos en silencio, practicar yoga, son pequeñas actividades que me ayudaran a reconectar con lo que soy. Somos todo lo que existe y todo lo que hay y es por eso que me debo preocupar por ser, dar, demostrar y entregar LO MEJOR DE MÍ.
Y cuando digo lo mejor de mí me estoy refiriendo a lo GENUINO QUE CADA UNO POSEE. Deseo de todo corazón que cada vez que leas estas líneas, cada aporte nuevo que haga en este hermoso lugar te ayude a volver hacia ti.
Si estás leyendo te amo.