El Marbella FC acabó la temporada en séptima posición sumando 58 puntos que le permitirán participar en la próxima edición de la Copa del Rey,un objetivo importante para el club pero que sabe a poco después de que el equipo haya estado en la zona de play-off durante casi toda la campaña.Ha sido un año muy ilusionante para la afición hasta el último mes y medio de competición pero que empezó a torcerse con la destitución de Nafti como entrenador a principios de marzo. El club comenzó la temporada con un proyecto deportivo ambicioso gracias a la inversión aportada por el empresario italiano Raffaele Pandalone,que además asumió la dirección deportiva de la entidad a través de su compatriota Alessandro Gaucci. Se construyó una plantilla de calidad que realizó un inicio de temporada espectacular pero las desavenencias entre los dos italianos estallaron al final de la primera vuelta. Pandalone cesó a Gaucci como director deportivo y se hizo cargo personalmente de las decisiones deportivas,las cuales se volvieron arriesgadas y finalmente resultaron equivocadas.
Los fichajes que llegaron en el mercado invernal,a excepción del portero Manu Fernández, no aportaron mucho al equipo y, tras una mala racha de resultados, se decidió el cese antes referido de Nafti.
El nombramiento de Miguel Álvarez como entrenador tampoco fue acertado y al final tuvo que intervenir el presidente Grinberg en la parcela deportiva. Fael Becerra fue el elegido para acabar la temporada y lograr la plaza en la Copa del Rey.Después del último partido Grinberg anunció la salida del inversor italiano y la llegada a la dirección deportiva del marbellí Jorge Rodríguez de Cózar,un hombre muy respetado por la afición y gratamente recordado por su anterior etapa como director deportivo cuando construyó grandes equipos con pocos recursos económicos.
El próximo proyecto será por tanto más austero pero no dejará de ser ambicioso en busca del ansiado ascenso.
